Hace falta que uno no pueda hacer algo, o diga que no va a hacerlo para que se presenten millones de buenas oportunidades que te tientan a tirar todo. Esto parece ser ley, y al tema ya mencionado con anterioridad (en Irresistible), hay que agregar miles de situaciones.
Recuerdo, por ejemplo, cuando era chico y me pasaba eternas tardes aburrido en casa (porque nenes del ahora, antes no existía la play, y eran pocas las casas que tenían compu), sufría horrores, porque no hay nada más desesperante para un chico que estar aburrido. ¿En que derivaba mi aburrimiento? Si, seguramente muchos adivinaron, en mandarme alguna macana, que por propiedad transitiva, tenía como consecuencia un castigo. ¿Cuál? Fácil, “no salís a jugar con tus amiguitos”. “Es un castigo tonto de cumplir”, decía yo, y levantando la cabeza, con displicencia, y sobrando la situación además agregaba algo así: “mis amiguitos este fin de semana no estarán. Martín se fue a la casa de su abuela, y Carlitos hoy sale a pescar con su pap...” y antes de terminar la frase tocaban a la puerta, y mamá salía con una cosa como: “Es Martín, dice que no se fue a su abuela porque Carlitos los invito a vos y a el a pescar ¿Qué le digo?”. “Y nada mamá ¿que le querés decir?”. Siempre pasaba algo así, o algo similar, que seguro la mayoría de las personas normales (cuando me refiero a los “normales”, lo hago pensando en todo el mundo excepto los nerds que nunca hacen otra cosa que estudiar) alguna vez vivimos. Cuando estudiábamos y nos iba mal durante el año, la oportunidad de recuperar las materias, se dan en épocas de vacaciones. Es ese quizá el peor de los castigos, desfilan miles de amigos invitándote a millones de lugares fantásticos, pero no, el nene se tiene que quedar en casa estudiando.
Esto te termina por pasar toda la vida. Puedes vivir para buscar un pantalón que te quede bien, o una camisa, o un auto que te gustó siempre, y no lo encontrarás nunca. A menos que te gastes la plata y no haya manera de recaudarla nuevamente, seguro que ese día encontrarás lo que buscabas. Los gorditos/as sufren con las dietas, que comienzan después de posponerlas y posponerlas, y hace falta que las inicien para que caiga un amigo/a para invitarlo/a a un cumpleaños donde habrá millones de cosas dulces, y es justo esa noche.
Me tocó por sufrir cada uno de estos males, y muchísimos más, que enumerarlos casi sería tan agobiante como leerlos, dejo la oportunidad de que ustedes mismos recuerden alguna situación similar y se rían solos delante de la compu de lo burlón que es este mundo.
Y a los que comenzaron la dieta, o juraron no ir más a una fiesta, los invito, esta semana decidí hacer la “fiesta del caramelo”.
Su servidor Dionisio
Recuerdo, por ejemplo, cuando era chico y me pasaba eternas tardes aburrido en casa (porque nenes del ahora, antes no existía la play, y eran pocas las casas que tenían compu), sufría horrores, porque no hay nada más desesperante para un chico que estar aburrido. ¿En que derivaba mi aburrimiento? Si, seguramente muchos adivinaron, en mandarme alguna macana, que por propiedad transitiva, tenía como consecuencia un castigo. ¿Cuál? Fácil, “no salís a jugar con tus amiguitos”. “Es un castigo tonto de cumplir”, decía yo, y levantando la cabeza, con displicencia, y sobrando la situación además agregaba algo así: “mis amiguitos este fin de semana no estarán. Martín se fue a la casa de su abuela, y Carlitos hoy sale a pescar con su pap...” y antes de terminar la frase tocaban a la puerta, y mamá salía con una cosa como: “Es Martín, dice que no se fue a su abuela porque Carlitos los invito a vos y a el a pescar ¿Qué le digo?”. “Y nada mamá ¿que le querés decir?”. Siempre pasaba algo así, o algo similar, que seguro la mayoría de las personas normales (cuando me refiero a los “normales”, lo hago pensando en todo el mundo excepto los nerds que nunca hacen otra cosa que estudiar) alguna vez vivimos. Cuando estudiábamos y nos iba mal durante el año, la oportunidad de recuperar las materias, se dan en épocas de vacaciones. Es ese quizá el peor de los castigos, desfilan miles de amigos invitándote a millones de lugares fantásticos, pero no, el nene se tiene que quedar en casa estudiando.
Esto te termina por pasar toda la vida. Puedes vivir para buscar un pantalón que te quede bien, o una camisa, o un auto que te gustó siempre, y no lo encontrarás nunca. A menos que te gastes la plata y no haya manera de recaudarla nuevamente, seguro que ese día encontrarás lo que buscabas. Los gorditos/as sufren con las dietas, que comienzan después de posponerlas y posponerlas, y hace falta que las inicien para que caiga un amigo/a para invitarlo/a a un cumpleaños donde habrá millones de cosas dulces, y es justo esa noche.
Me tocó por sufrir cada uno de estos males, y muchísimos más, que enumerarlos casi sería tan agobiante como leerlos, dejo la oportunidad de que ustedes mismos recuerden alguna situación similar y se rían solos delante de la compu de lo burlón que es este mundo.
Y a los que comenzaron la dieta, o juraron no ir más a una fiesta, los invito, esta semana decidí hacer la “fiesta del caramelo”.
Su servidor Dionisio
2 comentarios:
Yo sé de dietas, he luchado con eso varios años d mi adolescencia hasta llagar a comer sano! pero siempre hay algo!
En cuanto a los castigos, solía ser aplicada en el primario y mentía en el secu...jijiji
BUSSIS LINDO! mime
Uy. Yo por suerte empezaba mis vacaciones al dia siguiente del dia de fin de clases, y las terminaba el dia antes del comienzo de clases. Pero me acuerdo un primo con el que fuimos a jugar al basquet en una canchita que estaba mojada por la lluvia. Era la primer semana de nuestras vacaciones. Acordamos jugar despacito para no golpearnos, pero en un momento le agarró como un ataque de Ginóbili, y se pegó una patinada y se quebró un brazo, muy mal. Se comió 9 meses con yeso. Pobre! eso es cagarte las vacaciones...
Publicar un comentario