“Seremos amigos para siempre…” ¿cuantas veces habremos pronunciado esa frase? Lo cierto es que la amistad es una de las experiencias más lindas de la vida, pero para muy pocos funciona eso de la amistad por siempre.
Cuando comencé a escribir esta entrada, pensaba como lograr que la gente que la lea entienda mi concepto de amistad. Y no pude encontrar una respuesta, será porque todos tenemos concepciones diferentes del término, y eso a veces torna dificultoso el aprehender otra distinta.
Por eso en esta semana, en la cual se festeja el día del amigo, solo se me ocurrió contar una de tantas experiencias con uno de mis mejores amigos, que por circunstancias de la vida nos alejamos.
Javier, aparte de vecino y socio de fechorías, era mi compañero del colegio. Un día, mientras estaba llegando al cole, lo encuentro en la calle con una sonrisa particularmente extraña, y se me ocurre por preguntarle: “¿Qué te pasa, tuviste una buena noche? ¿Llegó al fin tu príncipe azul? jaja”; me mira y me dice que pensaba contarme pero como era tan aparato, ahora no lo pensaba hacer… algo que no le duró ni 20 minutos, y me contó.
Resulta, que para ese entonces estaba el bum de Internet, y a éste le habían comprado una compu nuevita con acceso a la “nueva tecnología”, mientras, en mi casa lo más nuevo era una licuadora de mamá, que cada vez que queríamos usarla teníamos que sacarle el óxido de las hojas.
En fin, como podía entrar a Internet comenzó a navegar por la Web, y por Chat conoció a una chica que se conectaba una vez por semana o a lo sumo dos. Según el, al principio todo comenzó tranquilo, pero que cada semana se ponía mas caliente la charla y eso lo volvía loco. Yo, primero le pregunte un par de datos como para entrar más en clima: “¿Sabes de donde es? ¿Cómo se llama? ¿Edad?”; él, al fin, me dijo que ella era de nuestra misma ciudad, pero que no tenía idea del nombre, porque usaba nick (que en ese momento no sabía que era, pero me callé para no pasar un papelón) ni de la edad.
Y se me ocurrió preguntarle: “Che bolu ¿Y porque no la convences de verse?, capaz que está buena”, a lo que el me dijo rápido “Tenés razón, hoy creo se conecta, le voy a preguntar”
Al otro día aparece en el colegio loco, desaforado, fuera de sí, lo agarre y le pregunte que le pasaba, y el petiso me respondió: “Me dijo que sí, que sí, y no se que hacer. ¡Que sí! ¿Qué hago? No me animo, no voy a ir. No, no, ni en pedo voy. ¡Mira si es un trava!” Con todo ese chorizo de cosas me imagine sobre que hablaba, y aunque compartía la angustia de mi amigo, con lo último que dijo, no pude aguantarme y comencé a reírme a carcajadas. “¿De que te reís, salame?” me retó, a lo que yo entre risas le dije: “¡Hace como 2 meses que chateas, y recién te preocupas si es un trava! jaja”, se calentó un rato pero después se le pasó y me contó todo.
Resulta que éste maricón, no tuvo el coraje de ir la noche anterior a la casa de la “misteriosa” mujer, pero creyendo que iba a tener más valor quedó para el día siguiente, pasar por un banco de una plaza al medio día (después de clases). “Tenés que ir conmigo, vos me metiste en ésta, no me podés fallar. ¿Sos mi amigo o no?” Me volvió loco toda la mañana, hasta que accedí a ir.
Salimos de clase, yo entre risas y cargadas, trataba de que mi amigo se tranquilice un poco. Cuando llegamos al lugar, le dije que nos quedemos al frente, por si las dudas. Estuvimos como dos horas al rayo del sol, clavados ahí, duros como rulo de estatua, y nunca apareció la ínter nauta. Cuando ya nos hacía ruido la panza, lo abrace y le dije: “Ya está chato, seguro que era un trava y no encontró corpiño”, me miró y me dijo: “Entonces, ¿no habrás sido vos?”, así, entre burlas compartidas, nos fuimos cada uno a su casa.
Mi amigo no volvió a chatear más con la “misteriosa mujer”. ¿Y yo? Yo aprendí que eso de Internet no era tan bueno como parecía, y comencé a quererla un poco más a mi vieja batidora.
La amistad es compartir, por eso, en esta semana, les recomiendo que no se cansen de llamar a sus amigos que, en un momento u otro, compartieron cosas, y si les queda un ratito, compartimos un vaso de cerveza y una rica pizza.
Su servidor Dionisio
Cuando comencé a escribir esta entrada, pensaba como lograr que la gente que la lea entienda mi concepto de amistad. Y no pude encontrar una respuesta, será porque todos tenemos concepciones diferentes del término, y eso a veces torna dificultoso el aprehender otra distinta.
Por eso en esta semana, en la cual se festeja el día del amigo, solo se me ocurrió contar una de tantas experiencias con uno de mis mejores amigos, que por circunstancias de la vida nos alejamos.
Javier, aparte de vecino y socio de fechorías, era mi compañero del colegio. Un día, mientras estaba llegando al cole, lo encuentro en la calle con una sonrisa particularmente extraña, y se me ocurre por preguntarle: “¿Qué te pasa, tuviste una buena noche? ¿Llegó al fin tu príncipe azul? jaja”; me mira y me dice que pensaba contarme pero como era tan aparato, ahora no lo pensaba hacer… algo que no le duró ni 20 minutos, y me contó.
Resulta, que para ese entonces estaba el bum de Internet, y a éste le habían comprado una compu nuevita con acceso a la “nueva tecnología”, mientras, en mi casa lo más nuevo era una licuadora de mamá, que cada vez que queríamos usarla teníamos que sacarle el óxido de las hojas.
En fin, como podía entrar a Internet comenzó a navegar por la Web, y por Chat conoció a una chica que se conectaba una vez por semana o a lo sumo dos. Según el, al principio todo comenzó tranquilo, pero que cada semana se ponía mas caliente la charla y eso lo volvía loco. Yo, primero le pregunte un par de datos como para entrar más en clima: “¿Sabes de donde es? ¿Cómo se llama? ¿Edad?”; él, al fin, me dijo que ella era de nuestra misma ciudad, pero que no tenía idea del nombre, porque usaba nick (que en ese momento no sabía que era, pero me callé para no pasar un papelón) ni de la edad.
Y se me ocurrió preguntarle: “Che bolu ¿Y porque no la convences de verse?, capaz que está buena”, a lo que el me dijo rápido “Tenés razón, hoy creo se conecta, le voy a preguntar”
Al otro día aparece en el colegio loco, desaforado, fuera de sí, lo agarre y le pregunte que le pasaba, y el petiso me respondió: “Me dijo que sí, que sí, y no se que hacer. ¡Que sí! ¿Qué hago? No me animo, no voy a ir. No, no, ni en pedo voy. ¡Mira si es un trava!” Con todo ese chorizo de cosas me imagine sobre que hablaba, y aunque compartía la angustia de mi amigo, con lo último que dijo, no pude aguantarme y comencé a reírme a carcajadas. “¿De que te reís, salame?” me retó, a lo que yo entre risas le dije: “¡Hace como 2 meses que chateas, y recién te preocupas si es un trava! jaja”, se calentó un rato pero después se le pasó y me contó todo.
Resulta que éste maricón, no tuvo el coraje de ir la noche anterior a la casa de la “misteriosa” mujer, pero creyendo que iba a tener más valor quedó para el día siguiente, pasar por un banco de una plaza al medio día (después de clases). “Tenés que ir conmigo, vos me metiste en ésta, no me podés fallar. ¿Sos mi amigo o no?” Me volvió loco toda la mañana, hasta que accedí a ir.
Salimos de clase, yo entre risas y cargadas, trataba de que mi amigo se tranquilice un poco. Cuando llegamos al lugar, le dije que nos quedemos al frente, por si las dudas. Estuvimos como dos horas al rayo del sol, clavados ahí, duros como rulo de estatua, y nunca apareció la ínter nauta. Cuando ya nos hacía ruido la panza, lo abrace y le dije: “Ya está chato, seguro que era un trava y no encontró corpiño”, me miró y me dijo: “Entonces, ¿no habrás sido vos?”, así, entre burlas compartidas, nos fuimos cada uno a su casa.
Mi amigo no volvió a chatear más con la “misteriosa mujer”. ¿Y yo? Yo aprendí que eso de Internet no era tan bueno como parecía, y comencé a quererla un poco más a mi vieja batidora.
La amistad es compartir, por eso, en esta semana, les recomiendo que no se cansen de llamar a sus amigos que, en un momento u otro, compartieron cosas, y si les queda un ratito, compartimos un vaso de cerveza y una rica pizza.
Su servidor Dionisio
1 comentario:
A donde conseguiste la batidora? quiero una! Me la cambias por una vieja computadora?
Yo propongo para este 20 de julio, que por cierto no es hoy, sino mañana, salir a saludar a los amigos. Entre mails y mensajitos de texto, los amigos se volvieron letras! Yo quiero ver a los amigos..!
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