jueves, 28 de junio de 2007

Panza llena, corazón contento?


¡Que lindo que te inviten a comer comida casera! Ir a la casa de algún amigo, o lo que es mejor, a la casa de alguna hermosa mujercilla, la cual, sabiendo nuestro punto débil, la comida, nos pide que asistamos a su casa, a disfrutar del placer de comer en casa ajena ¡que lindo es!.
Ahora, se dieron cuenta lo dificultoso que es cuando el que realiza la invitación es uno. Siempre pasa algo raro ¿o me lo van a negar? Siempre, siempre se te olvida un ingrediente y hay que salir “al humo”, como se dice, a conseguirlo. Se quema la salsa, o sale agria. ¿Cuántas veces se te habrá pasado la mano con la sal o la pimienta a la comida? Nunca, pero ese día se te pasó. Encima ese día seguro que te pasan un millón de cosas, y llegas tarde a cocinar, por lo tanto cuando llega el o la agasajada, a la comida le falta como una hora, un garrón! Ni hablar del lío que queda la casa cuando termina todo… un solo amontonamiento de platos, ollas, sartenes y demases cachivaches, que de solo mirarlo quitan las ganas de de limpiarlo y ordenarlo a cualquiera.
Por eso señores, yo opino que si nos reunimos, vamos a cenar a la casa de otro, o comemos pizza en la mía, conozco una muy buena pizzería cerca de casa… Los invito!

Su servidor Dionisio

1 comentario:

Juan Pablo C dijo...

Por eso yo siempre cocino solo para mi. Para evitar momento de tensión. Lo unico que puedo cocinar para muchos es asado, que en realidad se cocina solo...