martes, 5 de junio de 2007

El viajar es un placer


El otro día me tocó en “suerte”, realizar un viaje con bastantes horas encima. Todo aquel, que por diferentes motivos, tuvo que viajar muchas horas, durante mucho tiempo, sabe la tortura que es. Claro, que siempre están las excepciones, aquellos que se sientan dan o tres vueltitas y se duermen todo el viaje. Pero por lo general, aguantar el viaje es dificilísimo.
Ya dormir es difícil, estas en un asiento que cuando te lo venden en las ventanillas pareciera que te venden un sommier, y cuando lo ves es una cosita pequeñita, chiquita y dura; y encima seguro que el que te tocó está roto, y no “se hace cama”. Y pretenden que uno duerma en eso.
Ah! ¿Y la compañía? Uhhh un tema. Uno siempre sueña e imagina que va a viajar con una señorita hermosa y vas a lograr algo, sin embargo eso nunca pasa.Yo, por ejemplo, vivo para acompañar viejitas, pero no cualquier viejita. A mi me toca una raza especial de ancianas. Son especialmente rompe paciencias: “Hijito, ¿me ayudas a cargar mi bolsita en el maletero?”, “Hijito, ¿no me pasas mi bolsita?” (5 minutos después) “La subís de nuevo, gracias”. Lo peor es que según va pasando el tiempo, parece que se van acostumbrando a decirte que es lo que tienes que hacer, tanto que creo que ya piensan que uno es casi un “esclavo” suyo: “Bajame a comprar unas galletitas, por favor”, “Estas no me gustan, son muy dulces ¿me las cambias? Y a la vuelta ¿me traes un café?”
Y uno baja, maldiciendo a todos los Dioses y astros que se acomodan siempre para que no viajes tranquilo, y cada viejita es peor. Pero ¿que le vamos a decir?, y nos consuela decir que si esa fuera nuestra abuela nos gustaría que se la tratase bien. Pero, si esa fuera nuestra abuelita, la mandamos a freír papas, ¿que nos viene a mandar? ¿Quién se piensa que es?
Así, uno tiene que seguir siendo esclavos de los demás, atendiendo peticiones ajenas, descuidando requerimientos propios, porque mientras buscabas la “galletita menos dulce” se te estaba yendo el colectivo y no tuviste tiempo de comprarte algo para vos.
La semana que viene tengo que viajar de nuevo, espero me toque una linda señorita y logre algo, ya les estaré contando.
De todas maneras si deciden viajar, avisen y nos vamos juntos, ¡pero no me sienten a lado de la abuela!


Su servidor Dionisio

1 comentario:

Juan Pablo C dijo...

Yo viaje de San Martin de los Andes a Córdoba. Tenia una vieja adelante, que cada vez que pasaba por un pueblito, sacaba su celular, marcaba y decía "estoy pasando por Pepito Errado..." Todo el viaje así. Y cuando no tenia señal, miraba a su acompañante y le decia "no sé que le pasa a esto... no se que le pasa a estooo!!!" Cuando llegamos a la terminal de Cordoba, saco su telefono. Marcó. Cuando logro la comunicacion, ya estaba bajando del colectivo. Haciendo peripecias para bajar por la escalerita con un bolso en una mano, y el telefono en la otroa, dijo: "ya llegué hija. Si estoy bajand... ah si, me ves? ah, si ahi estas, te veo... el viaje? bien, bien..."
Pobre vieja. Como la insulté.