Bien, me decidí a concluir con esta serie de viejos recuerdos, que durante este tiempo estuvieron rondando por mi, cada vez mas calva, cabeza.
Entonces, para esta que será la última de mis remembranzas, decidí hacer un pequeño compendio de actividades. Pero tratando, esta vez, de llevar cierto orden lógico y, sobre todo, cronológico.
Difícil reconocer una verdadera edad de plena conciencia. Sin embargo, algunas de las cosas que me acuerdo que hacía de niño era jugar en la vereda de mi casa, o en la de mis vecinos, que era como la mía porque entraba y salía a libre disposición. Fue allí, donde comencé a conocer a mis mejores amigos, que me acompañarían en dichas y tristezas. Cuando recuerdo esos juegos, como las escondidas, la “Toca” (o también conocida como el “tú la traes”, “La mancha” o algo así…), el “congelado” (o las estatuas), y tantos otros juegos sumamente sanos, y divertidos a la vez, que jugábamos de niños, me es tan dificultoso imaginarme, en un par de años, a mis propios hijos jugando libremente en la calle. Cada día que pasa, la calle se convierte en tierra de nadie, y la gente parece, a veces, haber involucionado; hoy existe una maldad y una perversión en las calles que me hacen pensar seriamente si debería permitirles a mis hijos exponerse o no.
Tampoco era tan sano andar “vagabundeando” por las calles, y tal vez por eso, o porque los volvíamos locos, nuestros padres, y tíos sobre todo, nos regalaban juguetes y juegos para el hogar. Pensando en ellos, los juguetes que recuerdo casi sin hacer ningún esfuerzo son los famosos “Playmobil”, aquellos que eran policías, bomberos, reyes o piratas, según el sobrero, la pechera, el pantalón y/o la herramienta que usen. Para las niñas, en ese tiempo si mal no recuerdo, estaban los pinypon, que eran casi lo mismo solo que realizaban actividades como vender verduras, panadero del barrio, etc. Creo que las chicas jugaban, también y además de las clásicas Barbies, con unos caballitos “pequeños ponys” o algo así (perdón por la inexactitud, pero fue hace muuucho je).
Los nuestros, de nenes, eran tal vez más variados. Hoy recuerdo los muñecos de He-Man, que si les apretabas las piernas daban piñas, el Mazzinger, aquel que tenía un botón en el brazo que disparaba sus puños, tal cual el dibujito, y tantísimos otros que por olvidadizo hoy no recuerdo.
Obviamente, no todos estaban definidos por géneros, existían un montón de juguetes que compartíamos tanto nenas como nenes, más allá que siempre había un nene que jugaba con las barbies o la nena que se sentaba con sus 3 o 4 hermanos a jugar con los juguetes de los súper amigos (superman, batman, robin, flash, etc.). ¿Se acuerdan del famoso “miky-moko”? ¿Los rastris? ¿El ludomatic, aquel que nos regalaron a todos alguna tía vieja pero copada?
Las actividades en las escuelas también están bien recordadas. Aunque nunca llegue a entender bien, parecían divertirse mucho saltando el elástico, la rayuela o la misma piola. Yo prefería juntar mis “figus”. Recuerdo que tuve muchas, a ver: “Los supercampeones”, las de Oliver y Benji; “Batman”, las del “mundial 90”, y muchas más claro.
Un poco más de grandecito, y poco a poco, la tecnología se fue adueñando de mis ratos libres. Si tendría que hacer memoria, recordaría la famosa “commodote 64”, un maquinon que me entregó tardes y noches enteras de diversión. Tal vez, muchos no recuerden, pero para jugar con estas “computadoras” se debía cargar el juego con un cassette de cinta (los mismos de audio). Mas tarde, descubrí la XT, que tenían un sistema similar.
Hasta que apareció nuestro tan querido Attari, “la consola” de video juegos por excelencia. Luego, llegó el Nintendo, con el multijugado MARIO BROS., mas tarde el Sega mega drive, con el espinillo que se hacía bolita.
A partir del Supernintendo, comenzaron a salir miles de consolas, tantas que hasta hubieron muchas que ni conocí (game boy, play station, etc.). Por mi parte, preferí los juegos de mi PC, y ahí quedé hasta hoy.
De esa manera, transcurrió mi infancia, la nuestra. Tal vez no fue la mejor época de todas, pero ¿a cuantos de nosotros no nos gustaría que nuestros hijos vivan una similar?
Les dejo un abrazo, nostalgioso como estos recuerdos, que nos trasladaron, aunque sea por un ratito, a una época en donde compartíamos pocas maldades y muchas travesuras.
Su servidor, Dionisio.
Entonces, para esta que será la última de mis remembranzas, decidí hacer un pequeño compendio de actividades. Pero tratando, esta vez, de llevar cierto orden lógico y, sobre todo, cronológico.
Difícil reconocer una verdadera edad de plena conciencia. Sin embargo, algunas de las cosas que me acuerdo que hacía de niño era jugar en la vereda de mi casa, o en la de mis vecinos, que era como la mía porque entraba y salía a libre disposición. Fue allí, donde comencé a conocer a mis mejores amigos, que me acompañarían en dichas y tristezas. Cuando recuerdo esos juegos, como las escondidas, la “Toca” (o también conocida como el “tú la traes”, “La mancha” o algo así…), el “congelado” (o las estatuas), y tantos otros juegos sumamente sanos, y divertidos a la vez, que jugábamos de niños, me es tan dificultoso imaginarme, en un par de años, a mis propios hijos jugando libremente en la calle. Cada día que pasa, la calle se convierte en tierra de nadie, y la gente parece, a veces, haber involucionado; hoy existe una maldad y una perversión en las calles que me hacen pensar seriamente si debería permitirles a mis hijos exponerse o no.
Tampoco era tan sano andar “vagabundeando” por las calles, y tal vez por eso, o porque los volvíamos locos, nuestros padres, y tíos sobre todo, nos regalaban juguetes y juegos para el hogar. Pensando en ellos, los juguetes que recuerdo casi sin hacer ningún esfuerzo son los famosos “Playmobil”, aquellos que eran policías, bomberos, reyes o piratas, según el sobrero, la pechera, el pantalón y/o la herramienta que usen. Para las niñas, en ese tiempo si mal no recuerdo, estaban los pinypon, que eran casi lo mismo solo que realizaban actividades como vender verduras, panadero del barrio, etc. Creo que las chicas jugaban, también y además de las clásicas Barbies, con unos caballitos “pequeños ponys” o algo así (perdón por la inexactitud, pero fue hace muuucho je).
Los nuestros, de nenes, eran tal vez más variados. Hoy recuerdo los muñecos de He-Man, que si les apretabas las piernas daban piñas, el Mazzinger, aquel que tenía un botón en el brazo que disparaba sus puños, tal cual el dibujito, y tantísimos otros que por olvidadizo hoy no recuerdo.
Obviamente, no todos estaban definidos por géneros, existían un montón de juguetes que compartíamos tanto nenas como nenes, más allá que siempre había un nene que jugaba con las barbies o la nena que se sentaba con sus 3 o 4 hermanos a jugar con los juguetes de los súper amigos (superman, batman, robin, flash, etc.). ¿Se acuerdan del famoso “miky-moko”? ¿Los rastris? ¿El ludomatic, aquel que nos regalaron a todos alguna tía vieja pero copada?
Las actividades en las escuelas también están bien recordadas. Aunque nunca llegue a entender bien, parecían divertirse mucho saltando el elástico, la rayuela o la misma piola. Yo prefería juntar mis “figus”. Recuerdo que tuve muchas, a ver: “Los supercampeones”, las de Oliver y Benji; “Batman”, las del “mundial 90”, y muchas más claro.
Un poco más de grandecito, y poco a poco, la tecnología se fue adueñando de mis ratos libres. Si tendría que hacer memoria, recordaría la famosa “commodote 64”, un maquinon que me entregó tardes y noches enteras de diversión. Tal vez, muchos no recuerden, pero para jugar con estas “computadoras” se debía cargar el juego con un cassette de cinta (los mismos de audio). Mas tarde, descubrí la XT, que tenían un sistema similar.
Hasta que apareció nuestro tan querido Attari, “la consola” de video juegos por excelencia. Luego, llegó el Nintendo, con el multijugado MARIO BROS., mas tarde el Sega mega drive, con el espinillo que se hacía bolita.
A partir del Supernintendo, comenzaron a salir miles de consolas, tantas que hasta hubieron muchas que ni conocí (game boy, play station, etc.). Por mi parte, preferí los juegos de mi PC, y ahí quedé hasta hoy.
De esa manera, transcurrió mi infancia, la nuestra. Tal vez no fue la mejor época de todas, pero ¿a cuantos de nosotros no nos gustaría que nuestros hijos vivan una similar?
Les dejo un abrazo, nostalgioso como estos recuerdos, que nos trasladaron, aunque sea por un ratito, a una época en donde compartíamos pocas maldades y muchas travesuras.
Su servidor, Dionisio.
3 comentarios:
Ver una foto de un Playmobil me puede!
No puedo creer que recuerdes tus juguetes de la infancia y no traigas a la memoria un futbol! Pero supongo que es porque la etapa de los "picaditos con amigos" aun no la superste. Te paso a buscar a la tarde y con dos mochilas armamos un arco en la Pueyrredón, y jugamos un "arco a arco", dale?
que loco me hiciste flashear con lo que hacia de chica che, a full las barbies, el pequeño pony tambien y los pini pon. Ademas de jugar a las escondidas, el cuarto oscuro, el matador, la guerra de bombitas de agua, estaba genial! me dieron ganas de volver a aquellas epocas! un saludo
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