martes, 8 de mayo de 2007

Festejar


¿Se preguntaron para qué son las fiestas? Seguramente que no, ¿para qué te vas a preguntar eso?
En fin…El tema es que hay miles, más bien millones, de fiestas semanales en todo el mundo, y las hay de todo tipo desde las más simples y humildes, hasta las excéntricas y glamorosas, desde las más aburridas hasta las más osadas y perversas (las que me gusta participar, aunque no desestimo ninguna).
Pero… ¿para qué sirve? ¿Para qué haces una fiesta? Seguro, que no para que te desordenen y te ensucien toda la casa (que estuviste ordenando porque venían a la fiesta); no creo que te agrade demasiado sacar amigotes ebrios y colocarlos en un taxi como si fueran bolsas de papas, para luego regresar y descubrir que te vomitaron la campera que justo te regalaron ese día, que obviamente estaba sobre el sofá que hoy trajiste luego de que te lo retapizaran; me parece medio raro que te guste que ese amigo de tu amigo, que vino porque justo de casualidad lo visito cuando salía para tu casa, encare a la chica que vos querías, y lo peor, que se vayan juntos, y vos como un gíl que los despedís diciendo: “Vuelvan pronto, me encanta que hayan venido, y que bueno que se van juntos” Mentira!!!! Si al flaco lo querrías matar!
Sin embargo, y a pesar de que al otro día, todo el mundo reniega de lo que pasó la noche anterior, la gente se empeña en seguir haciendo fiestas.
Yo en cambio, decidí no más fiestas, en casa, las últimas dos rebalsaron el vaso: la primera, vino tanta gente que faltaba bebidas y me querían linchar; en la segunda, más cauto, invite poca gente, pero como la bola de la primera se corrió me quedé soplando las velitas solo y con cajones de bebidas que no pudieron ser devueltas.
Así que amigos, si a pesar de lo dicho, siguen con intenciones de una buena “festichola”, compren mucho alcohol, y como siempre les digo, no dejen de invitar.

Su servidor Dionisio

1 comentario:

Juan Pablo C dijo...

Cagaste, ahora no te invito a nada...